Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, I



Comentario

Capítulo séptimo
De la confesión auricular que estos naturales usavan en tiempo de su infidelidad, una vez en la vida

Después que el penitente havía dicho sus pecados delante del sátrapa, luego el mismo sátrapa hazía la oración que se sigue, delante de Tezcatlipuca: "¡Oh, señor nuestro humaníssimo, amparador y favorecedor de todos! Ya havéis oído la confesión de este pobre pecador, con la cual ha publicado en vuestra presencia sus podridumbres y hediondeces. ¿O, por ventura, ha ocultado algunos de sus pecados en vuestra presencia? Y si es ansí, ha hecho burla de vuestra magestad, y con desacato y grande ofensa de vuestra magestad se ha arrojado en una sima y en una profunda barranca, y él mismo se ha enlazado y enredado; él mismo ha merecido ser ciego y tullido, y que se le pudran sus miembros, y que sea pobre y mísero. ¡Ay, dolor! Que si este pobre pecador ha tenido tanto atrevimiento de hazer esta ofensa a vuestra magestad, que sois señor y emperador de todos y que tenéis cuenta con todos, él mismo se ató y se envileció y hizo burla de sí mismo. Y esto vuestra magestad bien lo ve, porque veis todas las cosas, por se invisible y incorpóreo. Si esto es ansí, él de su voluntad ha venido a ponerse y meterse en el peligro y riesgo en que está, porque éste es lugar de justicia muy recta y de estrecha judicatura; es como un agua claríssima con que vos, señor, laváis las culpas de los que derechamente se confiessan. Y si por ventura ha incurrido en su perdición y en el abreviamiento de sus días, o si por ventura ha dicho toda verdad y se ha librado y desatado de sus culpas y pecados, ha rescebido el perdón de ellos en que havía incurrido como quien resbala y cae en vuestra presencia, ofendiéndoos en diversas culpas y ensuziándose a sí mismo, y arrojándose a sí mismo en una sima profunda y en un poço de agua sin suelo; y como hombre pobrezito y flaco cayó. Ya agora tiene dolor y descontento de todo lo passado, y su coraçón y su cuerpo resciben gran dolor y desasossiego; ya está muy pesante de haver hecho lo que hizo; ya tiene propósito muy firme de nunca más ofenderos. En presencia de vuestra magestad hablo, que sabe todas las cosas, y sabéis que este pobre no pecó con libertad entera del libre alvedrío, porque fue ayudado y inclinado de la condición natural del signo en que nació. Y pues que ansí es, ¡oh, señor, humaníssimo, amparador y favorecedor de todos!, puesto caso que gravemente os haya ofendido este pobre hombre, por ventura ¿no apartaréis vuestra ira y vuestra indignación de él? Dalde, señor, término, y favorecelde y perdonalde, pues que llora y gime y solloça, mirando dentro de sí en lo que mal hizo y en lo que os ofendió. Tiene gran tristeza, derrama muchas lágrimas, aflige su coraçón el dolor de sus pecados, y no solamente se duele de ellos, pero aun se espanta de ellos. Y pues ansí es, cosa justa es que vuestro furor y vuestra indignación contra él se aplaque, y sus pecados se echen aparte; pues que sois señor piadosíssimo, tened por bien de limpiarle y perdonarle. Otorgalde, señor, el perdón y la indulgencia y remisión de todos sus pecados, cosa que deciende del cielo como agua claríssima y purísima para lavar los pecados, con la cual vuestra magestad purifica y lava todas las manzillas y suziedades que los pecados causan en el ánima. Tened, señor, por bien que se vaya en paz, y mandalde lo que ha de hazer; vaya a hazer penitencia y a llorar por sus pecados, y dalde los avisos necessarios para su bien bivir".

Aquí habla el sátrapa al penitente, diziendo: "¡Oh, hermano! Has venido a un lugar de mucho peligro y de mucho trabaxo y espanto, donde está una barranca precisa y de peña tajada que nadie que cae una vez en ella puede jamás salir. Has venido asimismo al lugar donde los lazos y redes están asidos los unos con los otros y sobrepuestos los unos a los otros, de manera que nadie puede pasar sin caer en alguno de ellos; y no solamente lazos y redes, pero hoyos como pocos. Tú mismo te arrojaste en la barranca del río, y caíste en los lazos y redes de donde por ti mismo no es posible que salgas. Estos son tus pecados, que no solamente son lazos y redes y poços en que has caído, pero también son bestias fieras que matan y despedaçan el cuerpo y el ánima. ¿Por ventura has ocultado alguno o algunos de tus pecados graves, enormes, suzios y hediondos, los cuales ya están públicos en el cielo y en la tierra y en el infierno, y hieden hasta lo postrero del mundo? Ya has agora presentádote delante de nuestro señor humaníssimo y amparador de todos, al cual ofendiste y enojaste y provocaste su ira contra ti, el cual mañana o ese otro día te ha de sacar de este mundo y ponerte debaxo de sus pies, y te embiará a la universal casa del infierno, adonde está tu padre y tu madre, el dios del infierno y la diosa del infierno, abiertas las bocas con desseo de tragarte a ti y a cuantos hay en el mundo. Allí te será dado lo que tú mereciste en este mundo según la justicia divina, y lo que le demandaste con tus obras de pobreza y miseria y enfermedad; de diversas maneras serás atormentado y afligido por todo estremo, y estarás çabullido en un lago de miserias y tormentos intolerables. Y agora aquí estás, y llegado es el tiempo en que has hecho misericordia contigo mismo en hablar y comunicarte con nuestro señor, el cual ve todos los secretos de los coraçones. Pues di agora lo que has hecho y los pecados gravíssimos, como quien se despeña y se desbarranca en profunda barranca y en sima sin suelo. Cuando fuiste criado y embiado a este mundo, limpio y bueno fuiste criado y embiado, y tu padre y madre Quetzalcóatl te formó como una piedra preciosa y como una cuenta de oro de mucho precio. Y cuando naciste eras como una piedra preciosa y como una joya de oro muy resplandeciente y muy polida, pero por tu propria voluntad y alvedrío te ensuziaste y te amanzillaste y te rebolcaste en el estiércol y en las suziedades de los pecados y maldades que cometiste, y agora has confesado. Hezístete como un niño sin juizio y sin entendimiento que con estiércol y suziedad, burlando y jugando, se ensuzia; ansí te has ensuziado y hecho aborrecible con los pecados con que te has deleitado. Ya agora has descubierto y manifestado todos tus pecados a nuestro señor, que es amparador de todos y perdonador y purificador de todos los pecadores; y esto no lo tengas por cosa de burla, porque de verdad has entrado en la fuente de la misericordia, que es como una agua claríssima con que lava las suziedades del alma nuestro señor dios, amparador y favorecedor de todos los que a él se convierten. Havíaste arrojado en el infierno, y agora has buelto a resuscitar en este mundo como quien viene del otro; agora nuevamente has tornado a nacer; agora nuevamente comienças a bivir; agora nuevamente te da lumbre y nuevo sol nuestro señor dios; agora nuevamente comienças a florescer y a brotar como una piedra preciosa, muy limpia, que sale del vientre de su madre, donde se crio. Y pues que esto es ansí, mira que bivas con mucho tiento y con mucho aviso de aquí adelante, todo el tiempo que en este mundo bivieres debaxo de la potestad y señorío de nuestro señor dios, humaníssimo, beneficentíssimo, manificentíssimo; y llora y ten tristeza, y anda con humildad y con encogimiento y con cerviz baxa y corvada, orando a nuestro señor. Mira que no te ensobervezcas dentro de ti, porque si esto hizieres, desagradarás a nuestro señor, el cual ve los coraçones y pensamientos de todos los mortales. ¿En qué te estimas? ¿En qué te tienes? ¿Qué es tu fundamento y tu raíz sobre que estribas? Claro está que eres nada, y puedes nada, y vales nada, porque nuestro señor hará en ti todo lo que él quisiere, sin que nadie le vaya a la mano. Por ventura ¿enseñarte ha aquellas cosas con que atormenta y con que aflige para que las veas con tus ojos en este mundo? No, por cierto, porque los tormentos y trabaxos espantables con que atormenta en el otro mundo no son visibles, no las pueden ver los que biven en este mundo. O te condenará y embiará a la casa universal del infierno, y tu casa donde agora bives se caerá y estará destruida, y será como muradal de suziedades y inmundicias, en la cual solías bivir muy a tu contento, esperando lo que de ti dispusiesse nuestro señor y favorecedor y invisible y incorpóreo, único; y cuando quisiere y por bien tuviere derrocarte las paredes de tu casa y los setos y vallados con que con mucho trabaxo la havías cercado. Por lo cual te ruego que te levantes y te esfuerces a no ser de aquí adelante el que fuiste antes de agora. Toma nuevo coraçón y nueva manera de bivir, y guárdate mucho de no tornar a los pecados passados. Mira que no puedes ver con tus ojos a nuestro señor dios, el cual es invisible y impalpable, y es Tezcatlipuca, y es Titlacaoa, y es mancebo de perfecta perfección y sin tacha. Esfuérçate a barrer y a limpiar toda tu casa, y si esto no hazes, desecharás de tu compañía y de tu casa, y ofenderás mucho al humaníssimo mancebo que siempre anda por nuestras casas y por nuestros barrios, asolaçándose y recreándose, y trabaxa buscando a sus amigos para los consolar y consolarse con ellos. En conclusión, te digo que vayas y entiendas en barrer y en quitar el estiércol y barriduras de tu casa, y limpia toda tu casa y límpiate a ti mismo, y busca a un esclavo que sacrifiques delante de dios, y haz fiesta a los principales, y canten los loores de nuestro señor. Y también conviene que hagas penitencia, trabaxando un año o más en la casa de dios, y allí sacarás sangre, y punçarte has en el cuerpo con puntas de maguey, sacándote la sangre. Y para que hagas penitencia de los adulterios y otras suziedades que heziste, pasarás cada día, dos vezes, mimbres, una vez por las orejas y otra vez por la lengua. Y no solamente en penitencia de las carnalidades arriba dichas, pero también en penitencia de las palabras malas y injuriosas con que injuriaste y afrontaste a tus próximos con tu mala lengua. Y por la ingratitud que tuviste cerca de las mercedes que te hizo nuestro señor, y por la inhumanidad que tuviste cerca de los próximos en no hazer ofrendas de los bienes que te fueron dados de dios, ni en comunicar a los pobres de los bienes temporales que te fueron comunicados de nuestro señor, tendrás cargo de ofrescer papel y copal, y también de hazer limosnas a los hambrientos, menesterosos, y que no tienen qué coman, ni qué bevan, ni qué vistan, aunque sepas quitártelo de tu comida para se lo dar. Y procura de vestir a los que andan desnudos y desarrapados; mira que su carne es como la tuya y que son hombres como tú, mayormente a los enfermos, porque son imagen de dios. No hay más que te dezir; vete en paz, y ruego a dios que te ayude a cumplir lo que eres obligado a hazer, pues que él es favorecedor y ayudador de todos".

Adoravan a Tlaçultéutl, dios de la luxuria, los mexicanos, especialmente, los mixtecas y los olmecas. Dizen que en tiempo de la infidelidad los mixtecas, siendo enfermos, confessavan todos sus pecados a un sátrapa, y e[l] confesor les mandava hazer satisfaciones, pagar las deudas, hurtos, usuras y fraudes. Y el sátrapa, ora fuesse médico, ora fuesse adivino o astrólogo, mandava al enfermo que se confessava que pagasse lo ageno que tenía en su poder.

E los cuextecas adoravan e honravan a Tlaçultéutl, y no se acusavan delante de él de la luxuria, porque la luxuria no la tenían por pecado. Los occidentales, como son los de Michoacan, etc., no saben los viejos dar razón si adoravan a este dios de la luxuria llamado Tlaçultéutl. Los chichimecas no adoravan a Tlaçultéutl, porque no tenían más de un solo dios llamado Mixcóatl, y tenían su imagen o estatua; y tenían otro dios invisible, sin imagen, llamado Yooalli Ehécatl, que quiere dezir "dios invisible y impalpable y favorecedor y amparador y todopoderoso", por cuya virtud todos biven; el cual por sólo su saber rige y haze su voluntad en todas las cosas.